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Mostrando las entradas de abril 2, 2024

No 45 "Fragilidad y Perdurabilidad del Amor"

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  Enamorados de una ilusión Proyectamos perfección sobre otro ser, Imaginamos un mundo de ensueño, Donde el amor parece florecer. Más la fantasía pronto se evapora, Dejando al desnudo la cruda realidad, Y con ella, el amor que antes nos devoraba, Muere, pues era solo una quimera de la mente. El deseo, en cambio, es efímero por naturaleza, Fenece al saciarse, se extingue al alcanzarlo, Pues su esencia es la búsqueda incesante, No la posesión, sino el anhelarlo. El amor, en su eterno e insatisfecho deseo, Es una llama que arde sin consumirse, Es la sed que jamás logra saciarse, Es una pasión que nunca puede extinguirse. Enamorarse es proyectar una perfección, Que al final se desvanece como el humo, Pero el amor verdadero es una devoción, Que trasciende lo terrenal, como un susurro.

No 44 La muerte y la vida

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  En este mundo, donde la vida y la muerte danzan, allí reposa el corazón, afligido por la eterna balanza. La muerte, sombra oscura, que nos llama sin clemencia, pero la vida, oh vida, también lleva su imprudencia. La belleza, como pétalo efímero, se desvanece en el viento, la juventud, como río fugaz, fluye hacia el firmamento. Y el amor, fragilidad tejida en el telar del destino, se desvanece en la penumbra, dejando un eco divino. La vida, con su carga de males y sufrimientos, nos muestra su faz más cruel, entre sus laberintos. ¿Qué es preferible entonces, morir o envejecer? El alma se estremece ante tal cruel deber. Resignación, dulce néctar que mitiga el dolor, es la única senda en este eterno desdén del amor. Aceptamos nuestras miserias, en un abrazo final, ante el manto oscuro que cubre el umbral. Así, en cada latido, en cada suspiro, nos sumergimos en el océano de lo transitorio. La muerte, la vida, entrelazadas en un ciclo sin final, donde la resignación es el último baluarte,

No 43 “El Hilo Invisible del Destino”

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Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los desencuentros más profundos, son obra de las casualidades. Como si existiera un hilo invisible que entrelaza nuestros senderos, nos cruzamos con aquellas personas que, de alguna manera misteriosa, portan las tablas donde está inscrito nuestro destino. Es un enigma cómo, entre la vasta multitud de seres que habitan este mundo, nos topamos con aquellos que bordean los aledaños de nuestra propia senda vital. ¿Acaso los reconocemos porque ya veníamos buscándolos desde antes? ¿O es que los buscamos porque presagiar que ya estaban allí, aguardando nuestro arribo? Cada encuentro es un capítulo más en el gran libro de nuestras vidas, una pieza clave que completa el rompecabezas de nuestra existencia. A veces, el destino nos sorprende con personas que parecen haber sido arrancadas de nuestros sueños más íntimos y profundos, como si desde siempre hubiéramos formado parte de una misma organización secreta. Incluso aquellos que sólo se cruz

No 42 ‘No eres para todos”

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En el vasto mar de almas que pueblan este mundo, Hay voces que resonarán, y otras en lo profundo Se perderán, como ecos en un abismo sin fondo. Pero ahí, entre el tumulto, hallarás tu verdadero sueño. No eres para todos, es una verdad simple y pura, Encontrarás aquellos cuya esencia con la tuya se cura. Tu tribu, tu gente, aquellos que en la tempestad Se convierten en faro, en abrazo, en claridad. Habla a los corazones abiertos, dispuestos a recibir, A quienes tu presencia les enseña a verdaderamente vivir. Esos que te valoran, que desean tu compañía, tu hablar, Que en tu mundo quieren con gusto un lugar. No malgastes momentos, esos suspiros de la existencia, Intentando convencer a quien ignora tu esencia. No hay que forzar, no hay que implorar, Caminarás con quienes naturalmente a tu paso quieran igualar. No eres para ellos, y ellos no son para ti, una lección de libertad, De aceptar nuestras diferencias, de cultivar nuestra singularidad. Encuentra tu espacio, tu gente, tu lugar al so

No 41”Vivir con plenitud: una oda a la vida presente”

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No perdamos el tiempo en la neblina del futuro, ni en las sombras del pasado. La vida se encuentra en este instante, en el latido de nuestro corazón y la respiración que llena nuestros pulmones. Abracemos el presente con los brazos abiertos, con la mente receptiva y el corazón palpitante. La suerte es una mariposa caprichosa, esquiva e inconstante. En cambio, la fuerza que reside en nuestro interior es un volcán en erupción, una fuente inagotable de poder y determinación. Creer en nosotros mismos es la brújula que nos guía hacia el éxito y la felicidad. El silencio es un lienzo en blanco donde podemos escuchar la melodía de nuestra alma. Es en la quietud donde encontramos las respuestas que buscamos. Pero la vida también se trata de compartir, de conectar con los demás y crear un tejido de relaciones significativas. La comunicación es el puente que nos une al mundo. El amor es la fuerza más poderosa del universo. Amar a los demás es un acto de generosidad, pero amarnos a nosotros mismo

No. 40 Lágrimas de un alma en duelo

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Cuando el corazón se quiebra en mil pedazos, no hay alegría que pueda curar su pena. Palabras vacías sólo causan más fracasos, al intentar acallar su tristeza terrena. No le digas que siga adelante, que olvide su duelo y su dolor. Que mire el horizonte distante, donde las nubes no tienen color. Lo que su espíritu quebrado anhela es la ternura de un abrazo cálido, una presencia que por él vele, un corazón compasivo y límpido. Siéntate a su lado en silencio, deja que sus lágrimas se derramen. No pretendas con falsas luces vencer, el duelo que sus entrañas reclamen. Debe atravesar esta noche oscura para renacer con el nuevo día. Tu amor será la antorcha pura que ilumine su senda sombría. Abandona tus saberes inútiles, deja que tu gracia lo inunde. Qué honor más grande y fútil, que tu luz sus tinieblas circunde. El antídoto del dolor y la tristeza no es la risa, ni palabras vanas. Es el amor en su inmensa certeza, abrazar su pena más que humana.

No. 39"El Ciclo Natural de los Vínculos"

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  La amistad, ese vínculo entrañable que nos abraza el alma, debe fluir con la gracia de un arroyo cristalino. Si el caudal se estanca, si las aguas se tornan turbias por los embates de la imposición, es momento de soltar las amarras que nos atan a una ribera estéril. No todos los amigos están destinados a permanecer eternamente en nuestras vidas, como luciérnagas efímeras que danzan fugaces en la noche. Algunos se desvanecen con la primera luz del alba, dejando un rastro de recuerdos que se desdibuja en la bruma del tiempo. Aceptar su partida no es claudicar, sino honrar el ciclo natural de los afectos. Pero, ¿acaso son verdaderos amigos aquellos que, aún permaneciendo a nuestro lado, sólo siembran la discordia y el desasosiego? Sus corazones han dejado de latir al compás del nuestro, transformándose en ecos distantes que ya no logran encontrar resonancia. Son espectros que deambulan por los pasillos de una amistad que ha fenecido, dejando sólo su cáscara hueca. La amistad auténtica e