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Mostrando las entradas de mayo, 2024

No 74 "Decisión en el Camino"

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  Incluso cuando todo parece desmoronarse, cuando el mundo se tiñe de sombras y dudas, cabe para mí decidir entre reír o llorar, irse o quedarse, ceder o luchar. En el sendero incierto de la vida, donde los vientos cambian sin previo aviso, he descubierto una verdad escondida, que lo más importante es mi decisión. Puedo elegir ver la belleza en la tormenta, encontrar la risa en medio del caos, o dejar que las lágrimas fluyan sin resistencia, permitiendo que el dolor se convierta en bálsamo. Puedo optar por quedarme y enfrentar el reto, con valentía y determinación en el corazón, o partir en busca de nuevos horizontes, dejando atrás lo que ya no tiene solución. Ceder ante la adversidad o luchar con fiereza, es una elección que solo yo puedo hacer, porque en cada paso, en cada encrucijada, mi decisión es la que define mi ser. Así, en el camino de la vida incierta, donde cada día es un nuevo amanecer, elijo con sabiduría y esperanza, porque sé que mi decisión es mi poder.

No 73 "El Sueño y la Lucha"

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  Las palabras resuenan como un eco distante, un susurro que desafía las certezas que hemos abrazado con fervor. ¿Quién nos ha convencido de que el esfuerzo incansable es el camino hacia la dicha anhelada? Un engaño sutil, tejido con hilos de determinación y sacrificio. El esfuerzo es un compañero leal, un guardián que vela por nuestra supervivencia. Nos arrastra por los días interminables, los años que se deslizan como granos de arena entre los dedos. Pero su lealtad tiene un precio: la renuncia a los sueños que acariciamos en lo más profundo de nuestro ser. Los sueños son criaturas extrañas, ajenas a la lucha constante por la subsistencia. Flotan en un reino donde el tiempo se detiene, donde las cadenas del esfuerzo se desvanecen. Allí reside la felicidad, una visitante caprichosa que no respeta los horarios ni las agendas. Nos encontramos atrapados en un baile interminable, girando entre la necesidad de sobrevivir y el anhelo de trascender. Y cuando la felicidad decide honrarnos con

No 73 “Memorias de un Corazón Curtido"

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Tres intensas y voraces pasiones, ardientes como los rayos del sol, han gobernado los rumbos de mi vida como timones invisibles. La sed insaciable de amor, que me condujo por sinuosos caminos en busca de esa conexión trascendental. La incansable búsqueda del conocimiento, que me llevó a explorar los misterios del cosmos y los pliegues más profundos del alma humana. Y una profunda compasión, que me encadenaba a este valle de lágrimas, imposibilitándome abandonar a la humanidad en su sufrimiento. Estas tres intensas pasiones han sido los vendavales que han arreciado en mi vida, arrastrándome mar adentro por la furia de las olas embravecidas, hundiéndome en un abismo de incertidumbre sólo para arrojarme luego al borde mismo de la impotencia. Pero, fueron también esos mismos vientos los que infunden la fuerza vital a mi existencia. El amor lo he buscado primero porque me transportaba al éxtasis más sublime, una sentimiento tan pleno que hubiera sacrificado el resto de mi existencia por una

72 "La Revolución de la Edad: Hombres y Mujeres en Plenitud"

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Emergen como capullos que se abren a la vida, desafiando las convenciones de antaño. Son hombres y mujeres que han abrazado las nuevas tecnologías con avidez, deseosos de disfrutar cada instante que les regala el presente. Modernos, progresistas, anhelantes de aprender y colaborar con una sociedad en constante evolución. Viajeros incansables, exploran nuevos horizontes y culturas, ávidos por conocer gente nueva y tejer redes de amistad que trascienden fronteras. Ya no son cautivos de la ubicación que les imponía la tercera edad, pues han renunciado a esa etiqueta limitante. Esta generación ha echado fuera del idioma la palabra "sexagenario", pues sencillamente no tienen entre sus planes actuales la posibilidad de envejecer. Se trata de una verdadera novedad demográfica, similar a la aparición de la "adolescencia" a mediados del siglo XX. Un nuevo grupo humano que ronda los sesenta o setenta años, pero que ha llevado una vida razonablemente satisfactoria. Hombres y m

No 71 “Tejedoras de Sueños”

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Estamos hechas de sueños, tejidos con hilos de esperanza y anhelos. Somos las arquitectas de nuestra propia realidad, construyendo castillos en el aire con los ladrillos de nuestra imaginación. La luz nos envuelve, como un abrazo cálido en una fría noche de invierno. Amor propio, la semilla que germina en el jardín de nuestro ser, alimentada por la lluvia de nuestras lágrimas y el sol de nuestra valentía. Nuestras piezas rotas son las cicatrices de la vida, los tesoros ocultos bajo la piel. Cada grieta cuenta una historia, cada fractura es un recuerdo de nuestra resiliencia. El aroma a café y a libro se entrelazan en nuestros poros, como las páginas de un diario secreto que solo nosotros podemos leer. La magia nos rodea, invisible pero tangible. Somos hechiceras, lanzando conjuros con nuestras palabras y gestos. El presente es nuestro lienzo en blanco, esperando a ser pintado con los colores de nuestras emociones. La pasión arde en nuestro pecho, como un fuego que nunca se apaga. Somos

No 70 "Entre el Cielo y el Mar: El Encuentro del Alma"

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"Entre el Cielo y el Mar: El Encuentro del Alma" Con la mirada perdida en la inmensidad del océano, el anciano dejó que las olas arrullaran su alma con un antiguo cántico de sabiduría. Sus profundos ojos reflejaban las verdades que sólo se alcanzan tras una vida de intensas búsquedas y experiencias.  "Nuestras almas son viajeras en estrellas lejanas - susurró con voz curtida - Destellos de luz que se materializan en forma humana para experimentar los misterios del universo. Encarnamos en este plano terrenal como frágiles mariposas que por un efímero instante posan sus alas en la flor de la existencia."  Una sonrisa surcó su rostro arrugado mientras observaba a los pájaros marinos danzar entre las crestas de las olas. "Venimos a entretejer nuestros hilos de seda en el gran tapiz cósmico, urdiendo nuevos patrones de conciencia con cada vivencia. Cada latido es una lección, cada respiración un lienzo en blanco donde plasmar nuestros más elevados anhelos con los pi

No 69 "El Abrazo del Infinito: Reflexiones Nocturnas de un Sabio"

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  En el crepúsculo de su existencia, el anciano se erguía como un faro solitario sobre el acantilado, testigo de incontables puestas de sol y mareas cambiantes. Su figura, curvada por el peso de los años y la carga de la experiencia, se fusionaba con la roca erosionada por el tiempo, como si el mismo océano hubiera moldeado su ser con cada embate. Sus ojos, profundos como abismos, reflejaban la vastedad del universo y la inmensidad de los misterios que albergaba su corazón. En su mirada, se entretejían los recuerdos de una vida plena, los sueños acariciados por la brisa marina y las sombras que acechaban en los pliegues del tiempo. El viejo contemplaba el horizonte con la serenidad de quien ha navegado por los océanos del conocimiento y ha encontrado refugio en la calma de su propia sabiduría. Cada ola que rompía contra las rocas era un eco de su propia existencia, un recordatorio de la fugacidad de la vida y la eternidad del espíritu. En la penumbra del crepúsculo, se fundía con la na

No 68 “Tesoros escondidos: Buscando la belleza en los rincones más inesperados”

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  E n nuestro andar por la vida, donde hilos de gozo y tristeza se entrelazan, yace una sinfonía de momentos, una melodía divina que nos abraza. —La belleza,— cual rayo de sol radiante, atraviesa el velo gris, transformando instantes comunes en un caleidoscopio de colores vivos y exquisitos. No está en los grandes gestos, los triunfos que en los titulares se ven, sino en los susurros suaves de la naturaleza, en las historias que aún no tienen fin. En la caricia gentil de la brisa, el crujir de las hojas otoñales, en la risa de los niños jugando, la promesa en que la vida confía. La belleza de la vida, cual gema escondida, dispersa se encuentra alrededor, en la danza delicada de una mariposa, sus alas con coronas de color. En la bóveda nocturna tachonada de estrellas, una obra maestra celestial, en los primeros rayos del alba que pintan el cielo, una obra de arte acuarelada y jovial. En los momentos simples, a menudo pasados por alto, es donde la belleza reside en verdad, en el calor de

No 67 "Seres de luz"

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  Existen almas que nos   aligeran la existencia,   Destellos de luz en el sendero,   Guías celestiales en la tierra. Con solo una sonrisa nos   iluminan todos los caminos   que podemos elegir,   Disipando las brumas de la duda. Su presencia nos llena de   energía, nos hacen ser   cielo, alas y viento,   Elevándonos a reinos etéreos. Nos regalan fortaleza para   nuestros días grises,   Cuando las nubes oscurecen el sol,   Su brillo nos recuerda la esperanza. Almas luminosas, faros en la oscuridad,   Nos muestran el camino con su calidez,   Nos envuelven en un abrazo de amor,   Haciéndonos sentir en casa, donde sea. En sus ojos encontramos un refugio,   Un santuario de paz y comprensión,   Donde nuestras penas se desvanecen,   Y nuestros sueños cobran vida. Benditas sean estas almas radiantes,   Que nos recuerdan la belleza de la existencia,   Que nos inspiran a ser mejores versiones de nosotros mismos,   Y nos llenan de gratitud por su presencia.

No 66 “Almas luminosas”

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  En el caminar por la vida, entre pasos y tropiezos, existen almas que son como faros encendidos, farolillos de esperanza en la noche más oscura, farolillos de alegría que iluminan la amargura. Son almas que nos aligeran la pesada existencia, con solo una sonrisa nos brindan su benevolencia, sonrisas que son rayos de sol en días nublados, sonrisas que son bálsamo para corazones cansados. Su presencia es un oasis en medio del desierto, un manantial de frescura en un mundo sediento, una brisa suave que acaricia el alma en pena, una melodía celestial que calma la tormenta. Nos hacen ser cielo, alas y viento, nos elevan, nos llevan a un lugar donde la paz reina y se renueva, nos regalan fortaleza para enfrentar lo que venga, nos dan la valentía para seguir nuestra senda. Son almas luminosas, ángeles terrenales, mensajeros de bondad, seres excepcionales, que con su simple ser nos llenan de alegría, nos dan la fuerza para seguir cada día. A ellas, a esas almas luminosas, dedico esta poesía,