Poesía Profunda:

En el andar de nuestras vidas, nadie es insustituible, cada ser teje su historia, con un tiempo definido. Un papel especial en la trama, un capítulo compartido, un legado de alegrías o un recuerdo marchito. * Quien se va, que le vaya bien, con el viento en su favor, que la brújula lo guíe hacia un nuevo amor. Y quien llega, bienvenido sea, con su luz y su calor, a tejer nuevos sueños en un arco iris multicolor. * Sentimientos mueren, como las hojas en otoño, dejando un vacío que el tiempo irá colmando. Sentimientos nacen, como brotes en la primavera, trayendo consigo la esperanza y la quimera. * Amistades se acaban, como las olas en la orilla, dejando una estela de nostalgia y desidia. Y otras empiezan, como ríos que fluyen sin cesar, uniendo corazones en un abrazo sin final. * Solo sé feliz, con la mirada en el cielo, con los pies en la tierra y el corazón en vuelo. Abraza cada instante, como un regalo sin igual, y deja que la vida te envuelva en su mágico caudal. * No te aferres a lo...

  No hay tiempo para más, la vida corre como un río caudaloso, arrastrando consigo los días, las semanas, los años. Un torrente imparable que nos conduce hacia un destino inevitable, hacia la gran incógnita que se esconde tras el velo del tiempo. Ante la fugacidad de la existencia, la melancolía se apodera del corazón. Un sentimiento agridulce que nos recuerda que estamos aquí de paso, que somos viajeros en un camino sin retorno. La vida, en su brevedad, se convierte en un tesoro que hay que atesorar, en un regalo que hay que disfrutar con intensidad. No hay tiempo para la mediocridad, para la apatía, para la resignación. La vida nos invita a vivirla a plenitud, a exprimir cada gota de su jugo, a saborear cada instante como si fuera el último. Es un llamado a la acción, a la aventura, a la búsqueda de la felicidad. Come lo que te haga vibrar, siente el calor del sol en tu piel, sumérgete en la inmensidad del mar. Deja que la brisa te susurre al oído secretos de mundos lejanos, que ...

  Se te hizo fácil olvidarme, como si nuestra historia fuera un simple suspiro, una página en blanco que el viento se llevó. ** Olvidaste las horas compartidas, las risas y las lágrimas, los secretos susurrados bajo la luz de la luna. Reemplazaste las caricias que te di, por otras nuevas, en otros labios que no son los míos. ** Te reinventaste, como si yo nunca hubiera existido, como si nuestro amor no fuera más que un espejismo. Se te hizo fácil, pero a mí me cuesta tanto. ** Me he acostumbrado a no hablarte, a no esperarte, a no escuchar tu voz que era música para mis oídos. He aprendido a vivir sin ti, a llenar el vacío que dejaste. ** Pero a veces, suelo ser tan frágil como el llanto, y en esos momentos, te extraño con una intensidad desgarradora. Recuerdo tu sonrisa, tu mirada, tu aroma, y me invade una ola de nostalgia que me ahoga. ** Te olvido de a poco, poco a poco, como las olas borran las huellas en la arena. Pero sé que en algún rincón de mi corazón, tu recuerdo siempre...

  El tiempo, cual río caudaloso, avanza sin prisa pero sin pausa, dejando en mi rostro su huella, cicatrices de una vida que no se calla. ** Mi cuerpo, cual árbol en otoño, se marchita y se vuelve añejo, pero mi alma, cual ave en vuelo, permanece joven, sin reflejo. ** El día vendrá, como la noche oscura, en que yo también cruzaré el puente, dejando atrás esta vida insegura, un viaje sin retorno, un presente. ** Pero mientras me recuerdes, mi ser querido, viviré en tu corazón, latido a latido, mi alma se fundirá con tu aliento, un amor eterno, un sentimiento. ** Verás mi rostro en el sol naciente, sus rayos dorados, un beso ardiente, mis ojos en las estrellas que te miran, un guiño cómplice, un suspiro que te inspira. En la brisa que acaricia tu piel, sentirás mi presencia, un velo fiel, y en el canto de las aves al alba, escucharás mi voz, una calma. ** No te aflijas cuando llegue mi partida, pues mi amor por ti no tiene medida, en tu corazón viviré eternamente, un lazo invisible,...

  La muerte, como un velo invisible, danza entre nosotros, arrebatando vidas y dejando a su paso un eco de silencio. Los planes a largo plazo, las tareas cotidianas, las posesiones materiales, todo se vuelve irrelevante ante la inminente oscuridad. El cuerpo se marchita, la comida se pudre, la ropa se queda colgada, mudos testigos de una vida que se apaga. La importancia que creíamos tener se desvanece, la vida continúa su curso inexorable, y las personas, con el tiempo, superan nuestra ausencia. Los problemas que nos atormentan, las preocupaciones que nublan nuestro juicio, se transforman en un vacío inmenso al enfrentar la finitud de la existencia. Son solo espejismos que habitan en nuestra mente, sombras que se disipan con la luz de la verdad. La muerte nos recuerda nuestra fragilidad, nuestra irrelevancia en el cosmos. Somos pequeños, pero prepotentes, olvidando que la muerte acecha en cada esquina, lista para arrebatarnos el aliento. Un parpadeo, un instante fugaz, y la vida s...

  "La vida es un constante fluir de cambios y experiencias. Cuando regresamos al lugar de origen o intentamos reavivar una relación amorosa después de una ruptura, a menudo esperamos encontrar todo tal como lo dejamos, pero la realidad es que el tiempo no se detiene. Las personas cambian, los lugares evolucionan y las circunstancias se transforman. Es importante recordar que la nostalgia no siempre coincide con la realidad. A veces, volver a un lugar que una vez llamamos hogar o intentar reavivar una relación pasada puede traernos una sensación de desilusión, ya que las cosas no serán exactamente como las recordamos. Pero en lugar de ver esto como una decepción, deberíamos abrazar la oportunidad de apreciar la belleza de la evolución. Cada regreso a nuestro lugar de origen o intento de reavivar una relación nos brinda la oportunidad de redescubrir de una manera nueva, de crear nuevos recuerdos y de apreciar la vida tal como es en ese momento. En lugar de aferrarnos al pasado, abra...

  No siempre elegimos la ruta, ni el momento de la partida. No siempre borramos la duda, ni el miedo a la tardía llegada. * La vida es tan frágil, no elegimos nunca envejecer. Quisiéramos soñar un poco más, la vida no está hecha para fenecer. * Morimos a menudo, es cierto, porque la vida es tan frágil, tan fugaz, tan breve, tan incierta. * No siempre alcanzamos el puerto, ni la meta que anhelamos. No siempre recibimos lo que es nuestro, la justicia se pierde en el camino. * La vida es tan frágil, solo somos lo que podemos ser. Rara vez somos lo que anhelamos, un instante dioses nos creemos, y al poco tiempo una cruz cargamos. * El tiempo está ahí, siempre presente, la única justicia en este suelo. Caminamos sobre oro o sobre arcilla, depende de lo que el destino nos dio. * Somos tan frágiles, ¿por qué entonces pisotearnos? La vida es tan fugaz, tan breve, un regalo que debemos valorar. * Vivamos al máximo cada instante, porque la vida es tan frágil, tan fugaz, un tesoro que debemos...