No. 28 “Olvido y fragilidad”
Se te hizo fácil olvidarme,
como si nuestra historia fuera un simple suspiro,
una página en blanco que el viento se llevó.
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Olvidaste las horas compartidas, las risas y las lágrimas,
los secretos susurrados bajo la luz de la luna.
Reemplazaste las caricias que te di,
por otras nuevas, en otros labios que no son los míos.
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Te reinventaste, como si yo nunca hubiera existido,
como si nuestro amor no fuera más que un espejismo.
Se te hizo fácil, pero a mí me cuesta tanto.
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Me he acostumbrado a no hablarte, a no esperarte,
a no escuchar tu voz que era música para mis oídos.
He aprendido a vivir sin ti, a llenar el vacío que dejaste.
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Pero a veces, suelo ser tan frágil como el llanto,
y en esos momentos, te extraño con una intensidad desgarradora.
Recuerdo tu sonrisa, tu mirada, tu aroma,
y me invade una ola de nostalgia que me ahoga.
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Te olvido de a poco, poco a poco,
como las olas borran las huellas en la arena.
Pero sé que en algún rincón de mi corazón,
tu recuerdo siempre estará presente.
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Un recuerdo agridulce, como la miel y la sal,
que me recuerda lo que fue y lo que nunca volverá a ser.
Un recuerdo que me hace fuerte y vulnerable a la vez,
que me enseña a amar y a olvidar al mismo tiempo.
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Se te hizo fácil olvidarme, pero yo no te guardo rencor.
Te deseo lo mejor, en tu nueva vida sin mí.
Yo seguiré adelante, con mis cicatrices y mis sueños,
aprendiendo a vivir sin ti, pero sin olvidarte jamás.
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Porque aunque te vayas, aunque me dejes,
una parte de ti siempre vivirá en mí.
Un pedacito de mi corazón que te pertenece,
y que nunca podrá ser reemplazado.
Se te hizo fácil olvidarme, pero yo nunca te olvidaré.
Porque el amor verdadero no se olvida,
solo se transforma, se adapta y se convierte en un recuerdo.
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Un recuerdo que me acompañará siempre,
como una sombra que me recuerda lo que fue,
lo que pudo ser y lo que nunca será.
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Un recuerdo que me hará sonreír y llorar al mismo tiempo,
que me recordará que el amor es una fuerza poderosa,
capaz de construir sueños y también de romper corazones.
Se te hizo fácil olvidarme, pero yo nunca te olvidaré.
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Porque el amor verdadero no se olvida,
solo se transforma, se adapta y se convierte en un recuerdo.
Un recuerdo que me acompañará siempre,
como una sombra que me recuerda lo que fue,
lo que pudo ser y lo que nunca será.
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