No 73 "El Sueño y la Lucha"
Las palabras resuenan como un eco distante, un susurro que desafía las certezas que hemos abrazado con fervor. ¿Quién nos ha convencido de que el esfuerzo incansable es el camino hacia la dicha anhelada? Un engaño sutil, tejido con hilos de determinación y sacrificio. El esfuerzo es un compañero leal, un guardián que vela por nuestra supervivencia. Nos arrastra por los días interminables, los años que se deslizan como granos de arena entre los dedos. Pero su lealtad tiene un precio: la renuncia a los sueños que acariciamos en lo más profundo de nuestro ser. Los sueños son criaturas extrañas, ajenas a la lucha constante por la subsistencia. Flotan en un reino donde el tiempo se detiene, donde las cadenas del esfuerzo se desvanecen. Allí reside la felicidad, una visitante caprichosa que no respeta los horarios ni las agendas. Nos encontramos atrapados en un baile interminable, girando entre la necesidad de sobrevivir y el anhelo de trascender. Y cuando la felicidad decide honrarnos...