No 108 El Camino del Despertar
Hay momentos en que el espíritu se desprende de sus ataduras terrenales, como una hoja que el viento otoñal arranca suavemente del árbol. En esos instantes de claridad cristalina, cuando el mundo exterior se disuelve en la niebla del amanecer, comenzamos a percibir la verdadera naturaleza de nuestra existencia: somos al mismo tiempo el buscador y lo buscado, el peregrino y el camino. La sabiduría no llega como un relámpago que ilumina súbitamente el firmamento de nuestra consciencia. Se filtra lentamente, como el agua que se cuela entre las grietas de una roca milenaria, transformando nuestra esencia con la paciente persistencia de los elementos eternos. Cada despertar es un pequeño nacimiento, cada comprensión una muerte diminuta de lo que creíamos ser. En el silencio del bosque interior, donde los pensamientos caen como hojas marchitas sobre el suelo húmedo de la consciencia, encontramos las huellas de todos los que hemos sido. Son rastros apenas visibles, como las marcas que de...