47 "Danzar en la cuerda floja: desafiando a los salteadores del alma"
Tres riesgos nos acechan, como garras afiladas que laceran el alma. La depresión, lúgubre espectro que se alimenta del remordimiento por lo que fue, un sufrimiento interminable que nubla nuestra visión del pasado, impidiendo que nos realicemos. El remordimiento nos atormenta con culpas interminables que no podemos redimir, por más que nuestros sueños se desangren.
El estrés, verdugo implacable, nos arrebata el regalo del presente. Somos huéspedes malvenidos en nuestra propia vida, ajenos al banquete de bellos instantes que la vida nos ofrece. Voraces, ellos se deleitan mientras nosotros, distraídos, dejamos que los mejores bocados se queden en el plato.
Y la ansiedad, serpiente venenosa que silba al oído sus inquietudes. Nos enrosca en una mente frenética, siempre tratando de esculpir con manos temblorosas el barro de un mañana que se disgrega una y otra vez. Así malgastamos la arcilla de nuestros días, modelando quimeras en lugar de amasar la belleza del ahora.
¿Seguiremos siendo víctimas de estos tres salteadores de almas? ¿Permitiremos que nos despojen del pasado, nos arrebaten el presente y nos roben también el futuro? No, es hora de rebelarnos contra estos enemigos que sólo la mente alimenta.
Disfrutemos del proceso, abracemos lo que transcurre. Que nuestra mirada retorne al hoy con la dulce placidez del que ha enterrado sus culpas y se atreve a ser feliz. Pensemos en positivo, tengamos fe en nosotros mismos. Porque sólo quien confía puede danzar en esta cuerda floja de la existencia, sin dejarse derribar por los vientos de la angustia y la zozobra.
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