No 86 « En el latir del corazón reside el verdadero valor»

 

—A lo largo de mi andar por la vida, he tenido la fortuna de encontrarme con personas de una —valentía extraordinaria—. Y con el paso del tiempo, he llegado a comprender la esencia que los distingue del resto: ¡los valientes avanzan con —el corazón completamente abierto!— No viven encasillados en los confines de la mente.

—Los valientes han entendido que la mente no posee conocimiento alguno sobre el valor. Ella se encuentra —anclada en el pasado—, divagando en el futuro, pero rara vez reside en el presente. Calcula, duda, anticipa, controla, se angustia, desconfía constantemente de todo y de nada.

—En cambio, el corazón rebosa de una valentía inigualable. Ama vivir en la cuerda floja, abrazando riesgos nobles: el riesgo de ser auténtico, el riesgo de expresar la verdad, el riesgo de amar sin corazas, el riesgo de perdonar, el riesgo de traspasar límites impuestos, el riesgo de expresar su creatividad, el riesgo de realizarse, el riesgo de reinventarse. 

—El corazón no conoce el miedo, pues vive y palpita en el presente.—

Hoy, he comprendido por qué la palabra «coraje»  proviene de una raíz latina que significa «corazón» ... —El coraje— no es la ausencia de miedo, sino que el verdadero coraje reside en vivir desde el corazón.

—Vivir desde el corazón implica despojarse de las —ataduras— que nos impiden ser auténticos y conectar con nuestra esencia más pura. Significa abrazar la vulnerabilidad, permitirnos sentir con intensidad y actuar en consonancia con nuestros valores más profundos.

—Es abrir las puertas a la compasión, la empatía y la bondad, no solo hacia los demás, sino también hacia nosotros mismos. —Es aceptar nuestras imperfecciones— y celebrar nuestras fortalezas, abrazando la totalidad de nuestro ser.

—Vivir desde el corazón es emprender un viaje de autodescubrimiento, explorando las infinitas posibilidades que residen en nuestro interior. Es desafiar las normas establecidas y cuestionar los paradigmas que nos limitan. —Es atreverse a soñar en grande y perseguir nuestros anhelos con pasión y determinación.—

—Es navegar por las olas de la incertidumbre sin perder de vista el horizonte,— confiando en la intuición que nos guía hacia nuestro destino. Es abrazar los cambios con apertura y flexibilidad, adaptándonos a las circunstancias con resiliencia y fortaleza.

—Vivir desde el corazón es cultivar la gratitud por las pequeñas y grandes bendiciones que llenan nuestra vida. Es apreciar la belleza que nos rodea, tanto en el mundo exterior como en el interior de cada persona. Es saborear cada instante, disfrutando de —los placeres simples— que nos hacen sentir vivos.

—Es construir relaciones genuinas y profundas, basadas en la confianza, el respeto y el amor mutuo. Es conectar con los demás a un nivel espiritual, compartiendo nuestras alegrías, tristezas y sueños. Es crear un espacio de apoyo y colaboración donde todos podamos florecer.

—«Vivir desde el corazón es dejar una huella positiva en el mundo» , inspirando a otros a seguir su propio camino con autenticidad y valentía. Es contribuir a construir una sociedad más justa, equitativa y compasiva. Es dejar un legado de amor, paz y armonía.

—En definitiva, vivir desde el corazón es la llave que nos abre las puertas a una vida plena y significativa, donde cada día es una oportunidad para crecer, aprender y amar. Es un camino de constante transformación, donde nos convertimos en la mejor versión de nosotros mismos, —iluminando el mundo con la luz que reside en nuestro interior—.



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