No 83 "La Vida"

«Un viaje de introspección y sanación»

—En el vaivén de la existencia, la vida nos empuja y nos jala, en un torbellino de experiencias que esculpen nuestra alma. Somos "marionetas" de un destino caprichoso, que nos aleja de aquellos que amamos, solo para revelar la esencia que reside más allá de la piel y los huesos. Es en este vaivén donde comprendemos que no somos este cuerpo fugaz, sino el alma inmortal que lo habita.

—La vida, cual "burlona maestra", nos pone a prueba una y otra vez, arrancándonos carcajadas con sus ironías y golpeándonos con la crudeza de sus realidades. Nos quiebra y nos rearma, como un hábil artesano moldeando su arcilla. En cada fragmento roto, se abre una ventana hacia la luz, iluminando rincones ocultos de nuestro ser.

En este viaje de introspección, nos encontramos con rebeldes internos que desafían nuestra autoridad. Son ellos quienes nos invitan a soltar el control, a fluir con la corriente de la vida y aceptar que no todo está bajo nuestro dominio. La vida nos repite "lecciones" una y otra vez, con la insistencia de un maestro paciente, hasta que por fin callamos y escuchamos.

—Las tormentas y los rayos que nos azotan son despertares brutales, llamadas de atención que nos sacuden de la complacencia. La vida nos "humilla" y nos derrota, despojándonos de nuestro ego, esa —falsa armadura— que nos separa de nuestra verdadera esencia. Nos despoja de riquezas y poder, invitándonos a descubrir la grandeza que reside en la sencillez y el servicio.

—Nos corta las alas y poda nuestras raíces, obligándonos a desprendernos de lo superfluo y a elevarnos hacia planos superiores. La vida nos niega milagros, solo para revelarnos que la magia reside en cada instante, en el susurro del viento, en el canto de los pájaros, en el abrazo de un ser querido.

—Acelera el tiempo, instándonos a vivir con premura, a aprovechar cada segundo como si fuera el último. Nos ridiculiza y nos minimiza, hasta que nos convertimos en nada, en un lienzo en blanco listo para ser pintado por la mano del Ser.

—La vida no nos da lo que queremos, sino lo que "necesitamos" para evolucionar. —Nos hiere y nos lastima, hasta que dejamos de lado nuestros caprichos y aprendemos a agradecer el simple hecho de respirar. Nos esconde tesoros, pero solo para impulsarnos a buscarlos, a emprender un viaje de autodescubrimiento.

—Nos niega la existencia un ser supremo, solo para revelárnoslo en cada rostro, en cada acto de bondad, en cada instante de conexión profunda. —La vida es un torrente impetuoso,— un torbellino de emociones y experiencias que nos transforman. Somos eslabones en la cadena generacional, herederos de un legado y constructores del futuro.

—En este flujo encontramos obstáculos, conflictos y enfermedades que parecen ser crueles designios del destino. Sin embargo, al mirar con profundidad, podemos descubrir patrones y dinámicas familiares que se repiten a través de las generaciones. Las constelaciones familiares nos permiten develar estos patrones, comprender su impacto en nuestras vidas y encontrar soluciones sanadoras.

—Nos enseñan que para vivir en plenitud, debemos honrar a nuestros ancestros, aceptar con amor y respeto nuestra historia familiar, y asumir nuestro lugar en la cadena con responsabilidad y gratitud. Cada día, cada instante, es una pieza del rompecabezas de la vida, una oportunidad para aprender, crecer y sanar. En este camino de introspección y sanación, encontramos la paz y la felicidad que tanto anhelamos.

«Reflexión» : —La vida, en su complejidad y misterio, no es un camino recto ni sencillo. Cada desafío y cada herida es una lección disfrazada, una oportunidad para descubrir nuestra verdadera esencia. —¿Estás dispuesto a desentrañar los secretos que la vida te ofrece y a encontrar en ellos tu propia verdad? —La respuesta a esta pregunta no solo definirá tu camino, sino también la intensidad con la que vivirás cada uno de tus días.

Bert Hellinger