No 76 "Crepúsculo del Destino: Un Adiós Silente"

En el crepúsculo de su existencia, un hombre se halla en el umbral de lo eterno, enfrentándose cara a cara con la muerte. Este encuentro, marcado por el silencio de dos almas en duelo, es como el de dos espadachines en un campo de batalla invisible, uno vestido con la inevitable oscuridad, y el otro, con el manto pesado de sus recuerdos y temores. La muerte, esa figura envuelta en sombras y misterios, observa con una calma inquietante, sus ojos vacíos de emoción pero llenos de finalidad.

El hombre, valiente y temeroso a la vez, titubea. En la penumbra de este momento crítico, murmura con voz quebrada: “¿Por qué yo?”. La pregunta se suspende en el aire, densa y sin respuesta. La muerte no responde; su silencio es una declaración implícita: “Porque es tu hora”.


Recuerdos inundan la mente del hombre—destellos de alegrías pasadas, dolores agudos de tristezas y pérdidas, los contornos borrosos de amores que fueron y sueños que se desmoronaron ante la implacable marcha del tiempo. Se cuestiona a sí mismo, revolviendo en la trama de su vida: ¿Ha vivido lo suficiente? ¿Ha dejado una huella indeleble en el tejido del mundo?


En la encrucijada de su destino, una comprensión sombría se asienta en su corazón. La muerte no es solo el final; es también el preludio de un misterio mayor, una puerta que se abre hacia lo desconocido. ¿Qué secretos yace más allá de su siniestra bienvenida? ¿Es realmente el fin, o simplemente el inicio de algo nuevo y desconocido?


Con una mezcla de resignación y dignidad, el hombre se dispone a abrazar su destino. Susurra un "Adiós" final, un adiós que no busca respuesta. La muerte, con un gesto solemne, asiente, sellando el pacto silencioso entre ellos. No hay lágrimas, ni lamentos; solo la aceptación cruda de lo inevitable.


La figura del hombre se desvanece gradualmente en la oscuridad, su existencia se disuelve como una sombra al declinar del día. El encuentro entre el hombre y la muerte se esfuma, dispersándose en el viento otoñal, apenas perceptible entre el susurro de las hojas caídas.


Y mientras el mundo continúa su giro indiferente, en algún rincón del universo, la historia de este hombre puede que perdure, un eco sutil en el correr del tiempo, un murmullo que desafía el olvido, narrando el eterno enfrentamiento entre la vida y su ineludible conclusión.



Comentarios

  1. La parca por todos viene y dicen que en un segundo o minuto se recuerda la fotografía de la vida.
    En este te asemejas a un rapsoda, es fantástico leerte, que genio 👏🏻~Jairo

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